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En esta zona del suroriente de Bogotá se realiza explotación artesanal de materiales. La actividad ha alterado gravemente la estructura ambiental de la montaña.

 

BOGOTÁ, D.C.- Profesionales de riesgos y geotecnia de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), realizaron una visita técnica en compañía de funcionarios del Idiger y la Alcaldía Local, donde una vez más, evidenciaron la realización ilícita de actividades de minería ilegal a cielo abierto en la cantera denominada El Bosque.

Esta explotación, ubicada en la vereda Los Soches de la localidad de Usme, fue visitada después de confirmar que la cantera podría generar fenómenos de remoción en masa a gran escala.



Dicha actividad se realiza en zona de reserva forestal de los Cerros Orientales, que a su vez hace parte de zona de páramo, hechos que agravan la situación, teniendo en cuenta que en la zona norte de la cantera existen dos nacimientos de agua que sirven como suministro para el barrio El Bosque.

Este caso, según informó la CAR, ya tiene dos procesos sancionatorios en trámite y en varias ocasiones las autoridades han ordenado tanto el cierre de la mina y el cese de actividades, como la restauración y recuperación de la zona.

Sin embargo, los dueños del predio y los trabajadores han hecho caso omiso. Entre tanto, se adelanta un proceso ante la Fiscalía General de la Nación.



Es importante mencionar que en marzo del presente año, la Corporación realizó un operativo conjunto entre la Alcaldía de Usme, las Secretarías de Gobierno y Ambiente, la Policía Nacional y la Dirección Regional Bogotá La Calera de la CAR.

En la última inspección, adelantada en la primera semana de julio, se encontró una mina de aproximadamente 1.5 hectáreas de explotación ilícita.

Además, se observa la caída de areniscas duras (rocas) de al menos 4 toneladas de peso. En caso de presentarse un incidente, "podría poner en riesgo la integridad de las personas y la infraestructura existente", señaló Pedro Guzmán, profesional de riesgos de la Dirección Regional Bogotá La Calera de la CAR.



La actividad minera que se lleva a cabo actualmente, ocurre en la parte baja de un talud de unos 80 metros de alto y una inclinación de casi 90 grados, en tres terrazas artesanales que conforman el patio de maniobras.

Allí, los mineros estarían generando la caída de material, método de explotación que altera aún más la estabilidad del talud, en especial en la zona centro norte, lo cual junto al alto grado de fractura de este frente de la montaña, aumenta las probabilidades de desplomes y fenómenos remoción en masa.

La caída de estas enormes rocas puede generar desastres catastróficos sobre los mineros que trabajan en el patio.

Entre las afectaciones que ha generado la actividad minera, está la eliminación total de la vegetación nativa del sector, la cual se presume era similar a la que aún subsiste en los alrededores de la cantera; al paisaje, por su gran tamaño y alta visibilidad; así como la eliminación de la capa de suelo orgánico que se estimó en un rango de 20 a 30 centímetros de espesor.

Es decir, se perdieron alrededor de 9.000 metros cúbicos de suelo agrológicamente aceptable con gran contenido de nutrientes imposibles de recuperar.



La CAR reiteró su recomendación de suspender las actividades mineras, con el fin de evitar que el riesgo se materialice.

La entidad recordó que las sanciones, de acuerdo con la Ley 1333 de 2009, pueden alcanzar los 3.700 millones de pesos.