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El segundo volumen del Libro Rojo de Aves colombianas acuáticas y marinas confirma la extinción del zambullidor cira y el peligro crítico para colibríes, pato negro, pavón colombiano y cóndor de los Andes.

BOGOTÁ.- Del listado de 72 especies amenazadas en Colombia, 27 de ellas endémicas, dos están probablemente extintas, nueve afrontan peligro crítico de extinción, 30 se encuentran en riesgo y 31 en grado de vulnerabilidad.

En la categoría Peligro Crítico-Probablemente Extintas (CR-PE) están los colibríes Heliangelus de Bogotá, especie endémica, y el zamarrito gorjiturquesa. Del primero podría existir una población reducida en enclaves secos de la cordillera Oriental como Choachí, Villa de Leyva o cañones Chicamocha y el Suárez, entre otros. En caso de hallársele, su protección y acciones de recuperación deben ser inmediatas.

En cuanto al segundo, se le conoce solo por dos pieles halladas en Bogotá y quizá colectadas en Nariño –lugar donde aún podría hallarse, así como en Cauca–. Para esta especie, Colombia sería el único lugar del mundo en tener especímenes vivos.

En la categoría Peligro Crítico (CR) se encuentran el pato negro, el pavón colombiano –habitante del piedemonte de la Sierra Nevada de Santa Marta y las cordilleras Central y Oriental–, el zambullidor plateado y el cóndor de los Andes (ambos antes en la categoría EN), las sanadresanas tortolita caribeña y turpial caribeño, el doradito oliváceo y las endémicas cucarachero del Chicamocha –con presencia en bosque seco de cañones de ríos Suárez y Chicamocha– y el de pantano –para el cual se proyecta extinción a corto plazo en la sabana de Bogotá, valle de Ubaté y lago de Tota–.

En Peligro (EN) se encuentran el pato brasileño, el colorado, el andino, el pavón moquiamarillo y el moquirrojo, la perdíz katía, el flamenco caribeño, el piquero café, el aguilucho cenizo, la polla sabanera, la gaviota tijereta, el carpintero escarlata, el rastrojero del Perijá, la dormilona chica, la alondra cornuda, el sabanero grillo, el arañero del Pirré y el jilguero de oro. También las aves endémicas tingua bogotana, chivito de páramo, los colibrís barbudito barbiazul y cienaguero, amazilia ventricastaña, torito capiblanco, periquito serrano, atrapamoscas de Santa Marta, los cucaracheros paisa y de Santa Marta, el orejerito antioqueño y el arañero de Santa Marta.

Catalogadas como Vulnerables (VU) están la chavarría, el carretero, el pato pico de oro, el piquero de Nazca, la garza rojiza, la paloma o perdíz, el colibrí pirreño, la guacamaya militar, los hormigueros pico de hacha y tacarcuna, los tapaculos cejiblanco y del Perijá, el corretroncos hermoso, el atrapamoscas barbado, el solitario enmascarado, la tángara nuquiverde, el montero de pirré, el pinzón alidorado, el cardenal guajiro y el turpial real.

Concluyen esta lista las especies endémicas colibrí cabecicastaño de Santa Marta y el del Tolima, el periquito de los nevados, el tororoi de Santa Marta, el tapaculo de Santa Marta, el rastrojero de Santa Marta, el vireo de San Andrés y el de Providencia, el arañero embridado y el chamón del Caribe.

Los resultados revelan, además, que el Tapón del Darién y la Sierra Nevada de Santa Marta son las regiones con mayor concentración de aves amenazadas en Colombia, también que las corporaciones autónomas regionales (CAR) tienen en sus jurisdicciones especies en peligro crítico de extinción.

Los datos están incluidos en el segundo volumen del Libro Rojo de Aves de Colombia, una coedición del Instituto Humboldt y la Universidad Javeriana, el cual presenta el estado y tendencias actuales de las poblaciones de estos vertebrados en el país, según categorías establecidas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como Extintas (EX), Peligro Crítico-Probablemente Extinta (EW), Peligro Crítico (CR), En Peligro (EN) y Vulnerables (VU), entre otras.

Entre las principales causas de amenazas detectadas están los asentamientos humanos, el ecoturismo, la deforestación, la cacería, el tráfico y minería ilegal, los cultivos ilícitos, la introducción de especies invasoras, la defaunación, la depredación, los cambios en las condiciones climáticas, la desecación, el dragado, drenaje y polución –por expansión de la frontera industrial, urbana, ganadera y agropecuaria–, la transformación de humedales, la contaminación de aguas y la ausencia de estrategias educativas de conservación.

La investigación incluye las especies de aves con hábitats ubicados en ecosistemas de páramos, sabanas, matorrales espinosos, desiertos y bosques secos, además de insulares, entre ellos, los marinos y grandes ríos amazónicos, sitios de los cuales proceden los insumos recolectados por investigadores, observadores de aves, profesionales de distintas disciplinas y estudiantes.

Los resultados son la suma de la participación de la comunidad ornitológica en la recopilación de la información para la evaluación de riesgo de extinción de las especies a partir de aspectos como la georreferenciación, variables climáticas, distribución, área de presencia u ocupación y estimación de la pérdida de hábitat.

Grados de amenaza

El análisis de la información demuestra que la pérdida o deterioro de los hábitats amenazan de forma alarmante la supervivencia de las especies de aves colombianas por lo cual son necesarias medidas urgentes de conservación por parte de las autoridades ambientales.

Para empezar, cabe destacar que, con respecto al primer libro publicado en 2002, 15 especies de aves entraron por primera vez en condiciones de amenaza CR, EN y VU, 25 permanecen en riesgo, 8 empeoraron, 19 mejoraron y 4 pasaron del criterio Bajo riesgo (LC) a Casi Amenazada (NT) y una a Datos Insuficientes (DD), estas también categorías de la UICN.

Ya conocido desde hace algunos años, el zambullidor cira se encuentra en la categoría Extinta (EX). Según registros, la especie fue vista por última vez hacia finales de los años ochenta en aguas del lago Sochagota (Paipa, Boyacá). El drenaje de humedales, la contaminación, erosión y deterioro de la calidad del agua de las lagunas donde habitó serían causantes de su desaparición.

Un total de 13 especies se identificaron en áreas de 26 corporaciones autónomas regionales (CAR), a las cuales les corresponde protegerles y evitar su inminente desaparición pues las aves están en la categoría CR y cerca una decena de ellas son endémicas.

Se trata de las CAR del Alto Magdalena; Cundinamarca; Risaralda; Santander; Antioquia; Meseta de Bucaramanga; Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina; Chocó; cuencas de los Ríos Negro y Nare; Magdalena; Amazonia; Boyacá; Caldas; Cesar; La Guajira; Guavio; Nariño; La Macarena; Urabá; Tolima; Chivor; Frontera Nororiental; Cauca; Quindío; Sur de Bolívar y Valles del Sinú y el San Jorge.

En sus territorios, y en cantidades distintas, habitan el cóndor de los Andes, el águila solitaria, el doradito oliváceo, la tórtola y el turpial del Caribe, el pato negro, el zambullidor plateado y el zamarrito del Pinche. Entre algunas especies endémicas están el cucarachero de campo y del chicamocha, el tanamú pardo, el loro coroniazul y el pavón colombiano.

Por otra parte, la investigación destaca la que llama “enorme responsabilidad” de las autoridades ambientales en la protección de las especies de aves. Sugiere a Parques Nacionales Naturales establecer un gran parque nacional que proteja el conjunto de los sistemas montañosos del Darién, o bien decrete parques nacionales para cada una de estas montañas.

Asimismo, recalca su preocupación por el hecho de que las montañas del Darién y la Sierra Nevada de Santa Marta no estén incluidas dentro del Sistema Nacional de Parques Nacionales dado que ambas zonas albergan la mayor concentración de especies de aves amenazadas de toda Colombia.