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BOGOTÁ, Mayo 30 de 2014 (Unimedios).- El próximo martes 3 de junio, Unimedios y el diario El Espectador realizarán un debate sobre la tenencia de tierras en la Orinoquia, los macroproyectos y los impactos sociales y ambientales en este territorio tan inmensamente rico y desconocido.

Los panelistas invitados son: Darío Fajardo, experto en conflictos de tierras; Manuel Rodríguez Becerra, exministro de Ambiente; Julio Fierro, estudioso de conflictos mineros; Yimy Sánchez, líder de la comunidad UWua; Gonzalo Andrade, experto en medioambiente; y Juan Fernando Jaramillo Martínez, vicepresidente técnico de la Agencia Nacional de Hidrocarburos.

La actividad petrolera, la proliferación de monocultivos, los cambios paisajísticos y el empobrecimiento de las comunidades indígenas son algunos de los principales problemas que enfrenta la Orinoquia en la actualidad.

Esta región del país se extiende en unos 380.600 km2, comprende la cuarta parte de la geografía colombiana, aporta el 8% del PIB nacional y, según el diagnóstico del Plan Nacional de Desarrollo, se proyecta como una zona de ampliación de la frontera de desarrollo.

De acuerdo con el profesor Orlando Rangel, del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia, la Orinoquia incluye sabanas del Brasil (que se denominan “cerrados”) y llega hasta los llanos de Beni y Espíritu Santo en Bolivia.

Según cálculos proyectados por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, la Corporación Colombiana de Desarrollo Agropecuario (Corpoica), Ingeominas y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en el país, la altillanura comprende 2,8 millones de hectáreas, con potencial de aprovechamiento agrícola, pecuario y forestal.

Sin embargo, voceros del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) advirtieron que la transformación de estas sabanas tropicales es la más alta de los últimos tiempos, pues alcanza 100.000 hectáreas por año.

Según el informe, la participación de capital extranjero y la instalación de grandes empresas agroindustriales para el cultivo de pastos, caña de azúcar y palma africana impulsan la llamada “locomotora de la agricultura” que ocasiona paisajes homogéneos dominados por monocultivos.

Además de la palma africana, de la cual se calcula hay 27.250 hectáreas cultivadas en la altillanura, hay 25.000 hectáreas de soya sembradas y, aproximadamente, 40.000 de caña de azúcar, las cuales han generado polémica por la forma en que las compañías han adquirido estas tierras.

El senador Jorge Enrique Robledo formuló las primeras denuncias sobre esta discusión, con base en la Ley 160 de 1994, que aborda la entrega de terrenos baldíos que limitan la adjudicación de una unidad agrícola familiar (UAF) equivalente a un área de 1.000 a 1.500 hectáreas.

Del mismo modo, la norma prohíbe la acumulación de más de una UAF por parte de compradores a los adjudicatarios originales. Así, el senador consideró ilegal la manera como una compañía azucarera adquirió 40.000 hectáreas mediante la constitución de 27 sociedades simplificadas por acciones.

Además de los monocultivos, el sector de los hidrocarburos conlleva otras preocupaciones: la remoción de materiales para la construcción de vías e instalaciones y pozos, la contaminación de aguas superficiales y subterráneas y las modificaciones bióticas de hábitats naturales y de patrones socioculturales. Así lo destaca el investigador Alfonso Avellaneda de la U.N.

El docente recuerda cómo en los años setenta se facilitó la penetración de los colonos a la Reserva de La Macarena para la prospección sísmica de hidrocarburos. Al mismo tiempo, asevera cómo en los proyectos de algunos oleoductos (como el de Caño Limón-Coveñas) se intervinieron zonas de reserva forestal en la Cordillera Oriental, causando graves consecuencias sobre la oferta ambiental de agua.

Sin embargo, la compañía petrolera Pacific Rubiales, en su informe de gestión, cita un aporte de 740.000 dólares a Cormacarena para la realización del Plan de Ordenación y Manejo en la Cuenca Hidrográfica. De igual manera, anuncia la reforestación de 300 hectáreas en los campos Rubiales y Quifa y la revegetalización de 200 hectáreas.

El profesor Camilo Domínguez, geógrafo de la Universidad Nacional, afirma que el país debe aprovechar este momento económico para que la globalización no se vuelva en nuestra contra: “Si el Estado no se prepara, las multinacionales harán de las suyas, sin medir el impacto económico y, lo peor, sin que el Gobierno les ponga límites”.

Por su parte, el profesor Rangel insiste en el desconocimiento que tiene el país sobre el Orinoco y reitera la importancia de articular los estudios que durante años ha hecho la academia con la gestión gubernamental y empresarial. “En 50 años hemos pasado de una intervención mínima, como derribar el bosque con hacha y sembrar pasto para ganadería, a una más devastadora”.

Teniendo en cuenta esta situación, se llevará a cabo la nueva sesión de Debates UN "Orinoco: entre ambiciones y promesas".

El evento se realizará en el Centro de Convenciones Alfonso López Pumarejo, de 8:00 a.m. a 11:00 a.m., con trasmisión en directo por Prisma TV (www.prismatv.unal.edu.co) y UN Radio (www.unradio.unal.edu.co).