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Los Estados miembros de la Unión Europea renovaron la licencia del uso del glifosato por 5 años más, por 18 votos a favor y cinco en contra. Organizaciones ecológicas como Slow Food rechazaron esta decisión.

 


Dieciocho estados miembros votaron a favor del uso del glifosato en Europa por cinco años más: Alemania, Bulgaria, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Hungría, Irlanda, Letonia, Lituania, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, República Checa, Rumania, Suecia; nueve estados se declaron en contra de la medida: Bélgica, Chipre, Croacia, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Malta; solo hubo una abstención: Portugal.

El hecho de que los gobiernos de la UE no hayan logrado alcanzar un acuerdo a lo largo de varias rondas de votaciones y distintas propuestas debería haber sugerido a los gobiernos de la Comisión y de Europa que esta renovación no es bienvenida, según han dejado claro la sociedad civil y más de un millón de ciudadanos de la UE a través de la Iniciativa Ciudadana Europea.

Una consolación de lo que ha sucedido ayer es que ha habido una gran presión por parte de los ciudadanos y de la organizaciones de la sociedad civil en toda Europa para poner fin al uso del glifosato: de hecho, varias ciudades, condados, estados y países de Europa, así como de todo el mundo, han tomado medidas para restringir o para prohibir el glifosato, ingrediente principal del herbicida Roundup de Monsanto.

Algunos ejemplos de los países que han rechazado este pesticida son: Bélgica, donde se ha prohibido el uso individual; Dinamarca, donde la Agencia Danesa de Protección del Medio Ambiente ha declarado el glifosato como un producto cancerígeno y ha recomendado cambiar a otros químicos menos tóxicos.

Entre tanto, Francia ha prohibido su venta privada y tiene previsto prohibir el glifosato en el futuro a pesar de la votación de la Unión Europea; en Italia, la coalición Stop Glifosato va ganando cada vez más miembros y al mismo tiempo el Ministerio de Sanidad de ese país ha introducido varias restricciones en el uso del glifosato; en Alemania algunos comercios minoristas han retirado los herbicidas a base de glifosato como el Roundup de sus estanterías; Malta ha iniciado los procedimientos para prohibir el glifosato en todo el país.

Además, los Países bajos han prohibido cualquier uso no comercial del glifosato; en Suiza, las cadenas de supermercados Migros y Coop han retirado de la venta los productos que contienen glifosato, debido a los riesgos que estos conllevan para la salud.

Carlo Petrini, fundador y presidente de Slow Food International, afirmó, sobre la renovación del uso del pesticida: "La votación de ayer ha sido una decisión política en contra de los ciudadanos, que no ha tenido en cuenta la opinión del Parlamento y que solo piensan en los beneficios y no en la sostenibilidad ni en la salud del medio ambiente y de la gente. Es el tipo de decisión que aleja a los ciudadanos de Europa".

Según esta organización, la sociedad civil y los ciudadanos seguirán trabajando para detener el glifosato en un plazo de cinco años, durante el cual seguirán presionando a los gobiernos nacionales para prohibirlo a nivel nacional.

Rondas de discusión

El 29 de junio de 2016, la Comisión Europea extendió la autorización del uso del glifosato durante un periodo limitado para permitir a la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas que llevara a cabo una valoración del potencial cancerígeno del glifosato. La Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas envió su opinión a la Comisión Europea el 15 de junio de 2017.

La autorización actual del uso del glifosato expira el 15 de diciembre de 2017. La Comisión y los representantes de los gobiernos europeos han celebrado varias rondas de discusión al respecto: el 20 de julio, el 5 de octubre y el 25 de octubre. El 9 de noviembre de 2017, en el Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos, los Estados miembros votaron sobre la propuesta de la Comisión (3ª revisión) para la renovación de la autorización del uso del glifosato durante 5 años.

El glifosato, comercializado desde 1974, fue clasificado en 2015 por la Agencia para la Investigación del Cáncer (IARC) y por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como 'una sustancia “probablemente cancerígena para los humanos”.

Dos meses después de la publicación de la postura de la IARC, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) llegó a la conclusión opuesta: según su punto de vista, en realidad es “poco probable que el glifosato suponga un riesgo cancerígeno para los humanos”.

Sin embargo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa) basa su recomendación en un informe de la UE que copiaba y pegaba análisis de un estudio de Monsanto, y muchas páginas de este estudio eran idénticas a algunos pasajes de una solicitud enviada por Monsanto en nombre de Glyphosate Task Force (GTF), un organismo industrial dirigido por la propia empresa, advirtió Slow Food.