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Por JACQUES CORTIE (www.developpementdurablelejournal.com)

Traducción: YANETH PINILLA B. - PARIS, Francia

“ El decenio de los años 1990 ha sido el más caliente del siglo. Y el fenómeno continúa. El problema es que, a diferencia de otros periodos con buenas condiciones climáticas, el efecto natural de regularización; es decir, la manera en que se alternan los recalentamientos y enfriamientos, no se ha producido. El calentamiento hoy en día es difícil de definir. Estoy muy preocupado” Estas palabras pesimistas son aún más alarmantes cuando se sabe que quien las pronunció fue Emmanuel Leroy Ladurie, conocido historiador francés, profesor honorario del College de France.

Leroy Ladurie estuvo presente en el debate “Cambio climático: la fiebre sube en Copenhague”, que junto a varios científicos, permitió durante más de dos horas conocer y entender la situación caótica en la cual se encuentra el planeta y los contradictorios intereses geo-económicos de las grandes potencias. Al final del encuentro, quedo en el ambiente una especie de encrucijada donde ningún camino muestra el optimismo. Incluso, Emmanuel Leroy Ladurie insistió en sus dudas sobre el futuro, que se basan en sus estudios del pasado, análisis apoyados en sus documentos.

Las emisiones de CO2 son enormes

Las cifras para ilustrar sus inquietudes se resumen en una importante: si bien en 1987, el Ártico aún tenía 7 millones de km2 de hielo, en el 2008, sólo se contabilizaban 4. “ En 20 años casi la mitad ha desaparecido! Y muy a pesar de las alertas, los informes, las evidencias...” Las emisiones están por todo lado”, indicó a su vez, Aurélie Viellefosse, multiétnica e ingeniera del Centro de Ingeniería Rural de Aguas y Bosques (IGREF, por su sigla en francés). Ella trabajó en el ministerio de la Ecología sobre el cambio climático.

El fondo del problema es conocido por todos: económico. Es por eso que “desde hace 20 años se organizan discusiones, pero no se avanza”, afirma Vieillefoose, quien precisa: “La China origina 5,5 toneladas de CO2 por habitante; Europa, 10, y los Estados Unidos, 25. En ese contexto, cuando se les pide a los países en vía de desarrollo que disminuyan su CO2, es lógico que no estén de acuerdo” Para ella, este será el punto de bloqueo que desde ya se presiente en Copenhague.

Y esta afirmación fue apoyada por Christian De Perthuis, economista, profesor de la Universidad Paris-Dauphine y consejero asociado de la Caisse des Dépots (Caja de Ahorros), quien con su trabajo sabe de qué habla: “Es mucho más difícil de explicar que el mundo occidental pueda sacar 800 millares de euros para salvar los bancos en crisis, y que para el clima no tenga nada o muy poco” Irónicamente, como a la economía le encanta ponerle precio a todo, De Perthuis, se mostró sorprendido que la capa de ozono siga siendo gratuita. “El clima también es una cuestión de precio. La suave película que protege la tierra es utilizada por todo el mundo y nadie paga los daños.” Y de reforzar la teoría de que los fracasos que han seguido después de Kyoto, son porque no se han respectado los acuerdos, especialmente por parte de los Estados Unidos y “la crisis económica ha evidentemente empeorado la situación”.

Una cumbre bajo alta tensión

Con los argumentos enunciados, no se puede sorprender de la fuerte tensión que se siente antes de la cumbre en Copenhague. Buscándole un lado positivo, los expertos no dudan en decir que “esa tensión es la prueba que hay muchos intereses en juego” y que se puede intentar arreglar algo.

Pero Serge Sur, jefe de redacción de la revista “Questions internationales” (Temas internacionales”), afirma que, al contrario, las cosas serán muy complicados por los temas tan complicados a tratar: “Los debates se van a realizar sobre aspectos muy variados (G7, G8, Cumbre de la Tierra, etc.); no hay un tema que sea puntual, específico, como lo es, por ejemplo el Tratado de No proliferación de las Armas Nucleares. La reunión a Copenhague es muy política, porque todos los acuerdos están sometidos a la aprobación por parte de gobiernos y esos gobiernos son muy complejos, porque además los negociadores se presentan por temas múltiples, y, a la vez, que lo hacen en nombre de estados solos, también en grupo (como la UE, donde diferentes temas se hablarán en nombre de subgrupos como los 77 o la China), y también están las ONG y el mundo de los negocios que defiende sus intereses...”

Si bien nadie querra abandonar su desarrollo, “las verdaderas decisiones de Copenhague, podrían basarse en la imposición de criterios económicos fuertes en la lucha contra el calentamiento”, enfatizó De Perthuis.

Si el cuadro que se presenta es para nada optimista, los conferencistas pusieron en evidencia varias diferencias con lo que se pasó en Kyoto. “En la actualidad hay organismos sociales que son fuertes y conscientes de los problemas. Por ejemplo, en India, la opinión púlica está bastante atenta a lo que ocurra, eso es positivo”, argumenta Aurélie Viellefosse, que a la vez enfatizó que el mercado de permisos funciona correctamente.

De Perthuis afirma que también ha visto “progresos en la toma de conciencia en Europa que también se ve en otros lugares”. Y de explicar que hay un nuevo contexto: “cuando se presentan cuatro tifones seguidos en Vietnam, la gente se hacepreguntas.” Para él, lo más importante a largo plazo, será de arreglar el problema de la producción agrícola, mucho más que el de la producción industrial y energética. “Dentro de poco, lo que va a determinar la toma de decisiones es la cuestión alimenticia. “Qué queremos” “Una alimentación a base de animales que para mantenerlos como ahora, siguen generando desastres medioambientales”“

Emmanuel Leroy Ladurie alertó sobre el problema del maíz en el sudoeste: “Con el empobrecimiento que empieza a darse por la falta de agua, toca empezar a pensar en la harina. Sería mejor empezar a comer pollo o kangourou que carne “. Y el historiador de reafirmar sus preocupaciones: “ “Qué será del siglo 22” Yo sé que siempre habrá una diferencia entre los discursos y la realidad”.