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Esta compañía aérea, con sede en Seattle, en el estado de Washington (EE.UU), se convierte en la primera en realizar un vuelo comercial regular, con una mezcla del 20 por ciento de biocombustible, derivado de celulosa obtenida de desechos forestales.


El significativo avance en el uso de combustibles limpios en la aviación comercial, es producto del trabajo integrado a lo largo de los últimos cinco años, entre el gobierno, a través del Departamento de Agricultura de los Estados unidos, la Universidad Estatal de Washington, la empresa privada y la comunidad agrícola e indígena.

Dentro de un plan global de investigación para el aprovechamiento de diferentes materias primas vegetales, basuras, residuos de aceite de cocina y grasa animal, entre otros, el gobierno ha destinado más de 300 millones de dólares, durante la administración Obama. En este proyecto de conversión de celulosa en combustible de avión, se invirtieron cerca de 40 millones de dólares.
La obtención del combustible, a partir del procesamiento de corteza de madera y soca de maíz, estuvo a cargo de la compañía líder en tecnología de biocombustibles, Gevo, en su planta de Minnesota.

Planta de conversión de isobutanol, en Minnesota.Del proceso de destilación de celulosa, para convertirla en isobutanol, se obtuvo un nuevo combustible conocido como ATJ ( Alcohol para Jet), que se mezcla en la gasolina corriente de avión.
Hasta la fecha, la industria de transporte aéreo comercial ha sido temerosa frente al uso de biocombustibles, por lo que el pasado dado por Air Alaska, es un hecho histórico en este sector.
Como la anunciamos, en nuestro medio recientemente, la compañía JetBlue, con sede en Nueva York, acaba de lanzar un plan de sostenibilidad, que incorpora igualmente la mezcla de biocombustibles en sus naves, aunque en menor proporción

Casi simultáneamente se ha conocido en anuncio de la compañía petrolera BP, sobre el emprendimiento de un  proyecto para la producción de “bioJet”, en asocio con la empresa Fulcrum BioEnergy, con una inversión inicial de 30 millones de dólares. El proyecto, que aspira a producir 50 millones de galones de biocombustible al año, están asimismo involucradas las compañías aéreas Cathay Pacific Airways y United Airlines. La compañía Fulcrum, con sede en California, es especializada en la conversión de desechos municipales.