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BOGOTÁ, Mayo 1 de 2015.- (Agencia de Noticias UN) La detección del virus del amarillamiento de la papa puede adelantarse con menor inversión de tiempo y dinero, gracias a investigaciones hechas por el Instituto de Biotecnología de la U.N.

Se trata del uso de anticuerpos que se encargan de encontrar cúmulos del virus en pequeñas muestras del pecíolo, el tallo y el tubérculo de la planta. En la actualidad, la propuesta se encuentra en proceso de patente, por lo que la información sobre cómo se obtienen los anticuerpos es confidencial.

Las pruebas se aplicaron en cultivos de Antioquia, Cundinamarca y Nariño. Cabe anotar que el virus de amarillamiento de las venas de la papa apareció en tierras antioqueñas a inicio de la década de los cincuenta.

“Esta estrategia es necesaria para la certificación de semillas por parte del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA). Por eso, se están entrenando investigadores del instituto para que pongan en práctica esta metodología”, señala Mónica Guzmán, docente e investigadora del IBUN.

La académica es la directora de la tesis de doctorado de Patricia Rodríguez, con quien se hizo una cartilla en la que se muestra la acción del virus y la presencia del anticuerpo para rastrearlo. Según comenta, organismos como la Federación Colombiana de Productores de Papa (Fedepapa) tienen interés en estos trabajos, ya que el virus presenta una situación complicada en el país.

Y no es para menos, pues existe un estado de emergencia fitosanitaria derivado, en gran parte, de la diseminación y el aumento del vector de esta plaga, a saber, la llamada mosca blanca de los invernaderos.

Por esta razón es bienvenida cualquier iniciativa que contribuya a la detección del virus, como la amplificación de genes por vía molecular. Sin embargo, el uso de anticuerpos que se propone desde la U.N. genera resultados en menor tiempo y con equipos de menor costo, según explica la profesora Mónica Guzmán.

La amplificación de genes necesita de equipos como una máquina centrífuga y una termocicladora, lo cual genera una inversión aproximada a 20 millones de pesos; además, el proceso podría tomar algunos días. “Caso contrario ocurre con el uso de los anticuerpos, ya que solo se necesita un estereoscopio y una lupa, para observar y verificar los cúmulos del virus. En este caso, el proceso de detección dura cinco horas”, afirma la científica y docente de la U.N.

El uso de anticuerpos requiere tomar las muestras del pecíolo y la raíz, entre otras partes de la planta. En estas se generan rastros impresos en una membrana, que se expone al anticuerpo para que, finalmente, el virus sea detectado con los instrumentos mencionados.

La imagen de la muestra tiene rastros color violeta, que son los cúmulos o huellas de virus. La membrana está expuesta a suero ovino fetal para cubrir algunas zonas que posteriormente son expuestas al anticuerpo.

El objetivo con esta iniciativa es proporcionar y vender el anticuerpo como una herramienta efectiva y rápida en el rastreo de estas plagas, de manera que se integre no solo a las instituciones encargadas de hacer seguimiento e investigación sino también a los agricultores en general.